Con
motivo de la Exposición Universal celebrada en 1992 en Sevilla, elaboramos dos
proyectos: el Pabellón de Euskadi (que quedó en proyecto, construyéndose
finalmente otra propuesta en la que no intervinimos) y este pabellón para la
entidad bancaria.
Como
suele ocurrir en este tipo de eventos nos enfrentamos a uno de los retos más
incómodos para un arquitecto: los plazos mínimos para el desarrollo del
proyecto y la ejecución de la obra. Y a un segundo condicionante: la
construcción debía permitir su desmontaje y traslado a otro lugar una vez
finalizada la Expo.
Cuando
nos acercábamos en taxi al recinto de la expo con motivo de una visita de obra
y contemplamos con estupor que a pocas semanas de la inauguración el panorama
era bastante desolador, el taxista exclamó: “Tranquilos.
Unos farolitos y unas lucecitas por aquí y por allá y esto está hecho.” Y
se hizo.
(En
colaboración con Estudios Arriaga).
Promotor:
Banco Bilbao Vizcaya (1992).